viernes, 16 de marzo de 2007

EL PERIODISMO Y EL PERIODISTA

Entrevista
"El periodista debe tener mucho sentido común y curiosidad”
Joaquín Estefanía. Director escuela de periodismo de la Universidad Autónoma de Madrid, España.


Al ser entrevistado en el programa Despierta con CDN, canal 37, por Elisa Mariot, Enrique Mota y Fernando Marte, Joaquín Estefanía, ex director del periódico El País y director de la Escuela de Periodismo de la Universidad Autónoma de Madrid, emitió sus opiniones en torno a asuntos puntuales del ejercicio periodístico y a las características que debe poseer un comunicador social. El ex director del periódico El País considera que el periodismo digital penetra a una velocidad enorme, por lo que “tenemos que organizar este momento de transición donde ha aparecido un nuevo medio, con unas nuevas características, que tiene características de cada uno de nosotros, de cada uno de nuestros medios, pero que ya forma parte de nuestras vidas”.“Y fíjese que usted muchas veces cuando habla del periodismo digital está pensando en los periódicos digitales de los grandes medios. Es decir, El Caribe o el Listín Diario tendrán su página web, pero no es eso lo que está ocurriendo. Es que están apareciendo multitud de blocs que no son de nadie, que están dando información, que no tienen regla de ningún tipo, que no se sabe si pertenecen al sector público o al privado, es decir, si están afectados por leyes o pueden decir cualquier cosa, lo que les viene en gana”, dice al abundar sobre la situación creada por la aparición del Internet. ¿Cómo definiría usted lo que es un periodista, sus principales características?Esto es muy gracioso, porque hace muy pocas semanas viajé a dar una conferencia a Galicia, en mi país, y una chica muy joven me preguntó justamente esto. Uno está acostumbrado a dar definiciones muy sofisticadas. Lo difícil es dar definiciones sencillas.Yo le dije que un periodista es una persona que tiene mucha curiosidad, que debe tener sentido común, que es imprescindible que tenga salud, un periodista que no tenga salud no es buen periodista, y es una persona que tiene muy integrado su trabajo. Cuando no está trabajando, las cosas que está haciendo está pensando en qué le sirven para su trabajo; cuando está viendo una película o leyendo un libro en su casa o fuera de su trabajo, está pensando: bueno, de esto, ¿qué puedo aprovechar?Eso es ser periodista, le dije, y entonces me dijo: “Y todo ello por 600 euros, que es una cantidad muy pequeña, que es lo que muchas veces cobran los periodistas”, y dije: “pues sí, efectivamente todo ello por muy poco dinero”.Pero efectivamente creo que el periodista no es ya aquel ser romántico que con un bolígrafo y un cuaderno se enfrentaba a las cosas. Tiene que tener mucha formación, cada vez más para hablar de todas esas cosas. Pero básicamente debe tener mucho sentido común, mucha curiosidad y, insisto, mucha salud, porque tiene que trabajar muchas horas.¿Cuál es su impresión sobre el periodismo que se ejerce en República Dominicana?Bueno, los periódicos son casi lo mismo en todas partes. Los problemas que tenemos los periodistas en este mundo de globalización son muy parecidos. Aquí hay unos problemas que tienen unos grados más importantes que en nuestro país.Nosotros mismos tenemos esos problemas en otras graduaciones. Yo lo que he visto, vamos, llevo muy poco tiempo aquí como para manifestarme, es mucha riqueza de emisoras de televisión, de radio, de periódicos.Es más, seguramente en ese sentido muchos más que los que hay en mi país, donde después de haber estado en un período donde había mucho de todo, ahora los medios se han concentrado bastante y hay, bueno, tres o cuatro periódicos, dos o tres emisoras de radio, dos o tres emisoras de televisión, no tantas como aquí.¿Cómo ve usted el problema entre los directores de medios y los articulistas que piensan que pueden decirlo todo sin ninguna responsabilidad?Hay muchos periodistas y columnistas que llegan a creer que la columna es de su propiedad, y la columna nunca es propiedad del periodista. Es de propiedad, en última instancia, de los lectores que le leen.Yo creo que ese tipo de problemas se soluciona llegando a una especie de pacto que a veces es explícito, a veces hay que firmarlo, y a veces no es preciso firmarlo entre el editor y el periodista que escribe.Por ejemplo, yo le cuento algunos términos con los que nosotros trabajamos. Uno, los rumores no son noticia. No se pueden expresar rumores que no sean demostrados. Dos, los titulares de artículos o columnas tienen que corresponderse con lo que dice la información y no ser sensacionalistas para que te los lea la gente. Tres, la publicidad, la opinión y la información tienen que estar perfectamente diferenciadas, de forma que el lector nunca pueda equivocarse y no saber a qué categoría de todo esto funciona cada uno.Así podríamos seguir con una serie, digamos, de mandamientos más que en unos aspectos son tan rígidos que también pueden llegar a constreñir la libertad del columnista, pero lo que hay que buscar es un punto medio, de forma que ningún periodista pueda abusar de su columna o artículo o de su poder.Yo en ese sentido creo siempre que los periodistas, cuando actuamos como tales, somos de las personas que menos derechos tenemos. Cualquier ciudadano tiene más derechos que nosotros. Nosotros podemos acudir a un restaurante y pueden tratarnos mal. Pero nosotros lo que no podemos a continuación es en nuestro mal humor escribir una columna sobre lo que nos ha ocurrido en ese restaurante.Podemos escribirla sobre lo que les ha ocurrido a otros, pero si a nosotros nos ha ocurrido que nos han maltratado, nos dan mal de comer, o nos hemos caído de la silla, tenemos que guardárnoslo, tenemos menos derechos que los demás. ¿Cómo analiza usted la libertad de prensa en Latinoamérica?Mire, yo participé hace tres o cuatro años como consultor de Naciones Unidas en un informe que seguramente ustedes conocerán del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo sobre la democracia en América Latina. Yo participé en la parte relacionada justamente con medios de comunicación. Me interesó mucho porque aprendí bastante dentro de este tipo de cosas y recuerdo básicamente que los ciudadanos se manifestaban en relación con los medios de comunicación de dos formas distintas.Por una parte, entendían que los medios de comunicación son imprescindibles para la profundización del estado de derecho, de la democracia, etc, y al mismo tiempo, muchos de ellos creían que se habían convertido en un poder fáctico al margen o independiente del resto de los poderes que son elegidos en un sistema. Entonces, la diferencia entre unos países y otros era en cuáles predominaba una u otra de las dos circunstancias, es decir, si era un elemento para aumentar la libertad de expresión, para mejorar el estado de derecho, y en otros países, es decir, todo lo contrario, vencía más esa parte de influir, a veces espúreamente, en las agendas políticas, sociales, etc, por los intereses básicamente de los propietarios de los medios de comunicación, pero a veces también de los propios periodistas, que también tenemos nuestros intereses y también los hacemos ejercer.¿Qué opina usted del concepto imparcialidad en periodismo?Bueno, es un concepto central en nuestra profesión, y lo único que yo podría decir de esto es que es un concepto relativo en el sentido de que todos debemos tender a la imparcialidad, pero que la imparcialidad no existe, es decir, como no existe la objetividad, como no existe la independencia. Existen acercamientos. Si fuésemos totalmente imparciales u objetivos, seríamos seres perfectos, y los periodistas, afortunada y desafortunadamente, tenemos los mismos defectos que los políticos, los deportistas y cualquier otra de las profesiones que hay a nuestro alrededor. Entonces es un concepto que hay que tener muy presente. En mi país se dice que cuando uno llega a la redacción, tiene que dejar la ideología en la percha.Los medios de comunicación deben tener pues mecanismos o instrumentos para que cuando el periodista también abusa -el periodista abusa muchas veces de su poder, ¿no?- y no es imparcial, no tiende a ser imparcial, sea castigado como ocurriría en cualquier otra profesión cuando una persona deja de hacer lo que tiene que hacer.¿Cuál cree usted que es el principal desafío que tiene el periodismo en este momento?El principal es ser creíble. Es decir, el problema que tenemos los periodistas en todas partes es que muchas veces nos hemos juntado tanto al poder, y el poder no debemos considerarlo solo el político, pues hay muchos poderes, que nos hemos olvidado de que nacimos como contrapoder, para explicar las cosas que el poder no quiere que los ciudadanos se enteren. Entonces tenemos un problema de credibilidad muy grande, que ha dado lugar a que no nos enteremos de muchas de las cosas que están ocurriendo. No nos hemos enterado de lo que ha sido la invasión de Irak, que es un tema que seguramente en este país no es central, pero en el mío lo ha sido. No nos enteramos de la caída del Muro de Berlín y de que estaba cayendo el comunismo hasta que había caído, hasta que lo teníamos encima de nosotros, y a veces perdemos muchos trenes en la historia. Entonces recuperar esa forma de que nosotros nos enteremos de las cosas y podamos explicárselas inmediatamente a nuestros ciudadanos contextualizándolas para que se entere de lo que está ocurriendo, porque, insisto, en este momento es tal la barahúnda de información de la que disponemos todos nosotros que es muy difícil distinguir la anécdota de la categoría.Antes, lo que teníamos que hacer era dar la noticia antes que nada, pero es que las noticias, según estamos hablando, según se interrumpe esa pantalla, nos están dando cualquier cosa que está sucediendo.¿Ha beneficiado la globalilzación al periodista o al contrario le ha puesto una camisa de fuerza, por los intereses económicos?No, yo creo que en general nos está beneficiando porque al no existir las fronteras, lo primero que nos llega con más rapidez son las cosas buenas que se están haciendo donde hay un periodismo mejor que el nuestro. Por ejemplo, las cosas buenas que nos llegan del periodismo americano, del mejor periodismo europeo, del mejor periodismo latinoamericano también. Aprendemos de eso.Luego en una segunda oleada también llegan todas sus limitaciones. Por ejemplo, en estos momentos, los periodistas europeos estamos escandalizados de que el mejor periodismo del mundo, como siempre hemos creído, el del New York Times, el del Washington Post, esos sitios donde toda la gente de mi generación hubiéramos querido escribir, pues hayan sido tan serviles con la guerra de Irak. Los ciudadanos norteamericanos se han enterado menos que los demás. Pero lo primero que nos llegado de ellos pues son las formas de trabajar, la libertad con que trabajan, estos instrumentos o herramientas, estos pactos que existen en las redacciones entre los editores, los directores de los medios y los propios periodistas que nos dan derechos y deberes. Yo en ese sentido creo que son muy positivos los efectos de la globalización, hasta tal punto, y aquí voy un poco al principio de lo que decía, de que básicamente los problemas que tenemos los periodistas en República Dominicana, en España, en los Estados Unidos de Norteamérica son los mismos con distintos grados. Escándalos. “Los periodistas europeos estamos escandalizados de que el mejor periodismo del mundo, el del New York Times, el del Washington Post, esos sitios donde toda la gente de mi generación hubiéramos querido escribir, pues hayan sido tan serviles con la guerra de Irak. Los norteamericanos se han enterado menos que los demás”. Mucho trabajo. “El periodista no es ya aquel ser romántico que con un bolígrafo y un cuaderno se enfrentaba a las cosas. Tiene que tener mucha formación, cada vez más para hablar de todas esas cosas. Pero básicamente lo que debe tener es mucho sentido común, mucha curiosidad y, insisto, mucha salud, porque tiene que trabajar mucho”. Pacto. “Hay muchos periodistas y columnistas que llegan a creer que la columna es de su propiedad, y la columna nunca es propiedad del periodista. Es de propiedad, en última instancia, de los lectores que le leen. Yo creo que ese tipo de problemas se soluciona llegando a una especie de pacto que a veces es explícito”. Iguales problemas. “Creo que son muy positivos los efectos de la globalización, hasta tal punto, y aquí voy un poco al principio de lo que decía, de que básicamente los problemas que tenemos los periodistas en RD, en España, en Estados Unidos de Norteamérica son los mismos con distintos grados”. Reglas básicas. “Uno, los rumores no son noticia. No se pueden expresar rumores que no sean demostrados. Dos, los titulares de artículos o columnas tienen que corresponderse con lo que dice la información y no ser sensacionalistas para que te los lea la gente. Tres, la publicidad, la opinión y la información tienen que estar diferenciadas”. Derechos. “Los periodistas somos de las personas que menos derechos tenemos. Cualquier ciudadano tiene más derechos que nosotros. Podemos acudir a un restaurante y pueden tratarnos mal. Pero nosotros lo que no podemos a continuación es en nuestro mal humor escribir una columna sobre lo que nos ha ocurrido en ese restaurante”. Quién esNombre: Joaquín Estefanía Ocupación: Director de la Escuela de Periodismo de la Universidad Autónoma de Madrid. Fue director del periódico El País.

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